Hola blogueros, hoy voy a compartir con vosotros un pequeño trozo de una historia que me invente hace un tiempo si os gusta seguiré subiéndola.... Bueno aquí va mi pequeña historia.
GWENDOLYN Y EL REINO DE LAS JOYAS
PRÓLOGO
En una
cabaña en el bosque una pareja hablaba sobre lo que harían cuando su hijo
naciese.
-Nos
encontrara lo se -decía la mujer preocupada y apunto de llorar
-Tranquila
Ainoa, no le pasara nada ten fe –dijo Esteban intentando tranquilizarla –No le
hará bien al niño amor.
- ¿Qué me
tranquilice? –casi grito Ainoa -¿Cómo pretendes que me este tranquila?
Esteban se
sintió herido por dentro al oír las palabras hirientes de su mujer.
Ainoa, al
ver la expresión de su marido se disculpo.
-Lo siento
Esteban, es que… últimamente estoy un poco de los nervios –dijo Ainoa con
expresión triste –Ya sabes que el asunto con mi padre me tiene muy preocupada
–esta vez hablo con expresión seria.
-Lo se,
pero si escapamos fuera del alcance de tu padre fue para formar una familia.
Los dos se
miraron recordando viejos tiempos, felices y también difíciles, aunque no tanto
como ahora.
-Mi padre
jamás entendió que te amara si descubre donde estamos y que estoy embarazada
nos matara –Ainoa no pudo mas y rompió a llorar.
Esteban la
atrajo hacia si y la abrazo con un cariño infinito, intentando consolarla.
-Gracias
–dijo con un hilo de voz
De repente
Ainoa noto un terrible dolor en el vientre.
Esteban la
miro con un brillo de felicidad en sus ojos.
Solo tuvo
palabras para decir: -Ya viene.
El parto
duro 2 horas. La pareja al ver que su hijo venia al mundo llamaron a la partera
del pueblo más cercano. Llego a los 20 minutos de llamarla. Esteban tuvo que
estar esperando en el salón mientras oía los gritos de su mujer arriba en el
dormitorio.
Cuando en
la casa solo se oía el viento de la noche, Esteban no pudo evitar hacerse
preguntas como:
“¿Todo
habrá salido bien?”,” ¿Qué estará pasando en el dormitorio?”,” ¿Estarán bien
Ainoa y el bebé?”.
Mientras
Esteban seguía absorto en sus pensamientos, de pronto se oyó el sonido de un
bebé llorando.
Esteban pareció despertar de su sueño, y corrió subiendo las
escaleras hasta el dormitorio donde descansaban su mujer e hijo.
Al entrar a
la habitación se encontró con la escena
mas enternecedora que pudiera imaginarse.
En la cama
se encontraba Ainoa con perlas de sudor en la frente y con expresión de gran
cansancio aunque en sus ojos se podía ver un brillo de orgullo y cariño
infinitos, mientras que en sus brazos yacía un bebé jugando con sus manitas, en
una esquina la partera se estaba lavando las manos.
Esteban al
ver tal escena no quiso molestar e intento retirarse sin hacer ningún ruido,
pero fue en vano, porque cuando quiso irse Ainoa y la partera ya se habían
percatado de su presencia.
-OH, usted
debe de ser el padre, ¿No es cierto? –pregunto la partera.
-S...si, yo
soy el padre –dijo Esteban un poco aturdido al oírse decir eso.
-Cariño,
¿intentabas escabullirte? –pregunto Ainoa un poco divertida.
-N…no, no
que va, es solo que no quería interrumpir una escena tan enternecedora. –dijo
Esteban un poco sonrojado.
Ainoa no pudo
reprimir que se le escapara una pequeña carcajada.
-¿De que te
ríes?-pregunto Esteban divertido.
-De ti, es
que a veces eres tan sensible –dijo Ainoa con una sonrisa en los labios-Pero no
te ofendas, cariño
Esteban
para divertirse un poco se hizo el ofendido.
-¿Cómo
puedes decir eso? Es que no te doy pena. –dijo Esteban exagerando.
-Venga ya,
deja de hacerte el ofendido, ya sabes que no puedes engañarme.
Y era
cierto jamás había podido engañar a Ainoa, en realidad nadie podía engañarla
era parte de su magia, como pasar inadvertida si ella querría.
Pero ella
jamás hacia gala de sus poderes, porque temía que alguien les descubriera y
pudiera destruir la familia que tanto le había costado construir, solamente por
hacer su vida mas fácil.
Mientras
tanto la partera seguía en la esquina sin perder detalle de la conversación,
impresionada por el amor y la comprensión de la pareja. Fue Ainoa quien cayó en
la cuenta de que ella seguía en la habitación.
-OH, lo
siento me había olvidado de que seguías ahí – dijo Ainoa dirigiéndose a la
partera.
-No
importa, es bonito ver cuanto os queréis. –respondió.
-Anda, si
es verdad, sigues ahí. –dijo Esteban desconcertado- No me había dado cuenta.
La partera
rió de buena gana y todos se unieron a ella, pero entonces el bebé que
descansaba en los brazos de su madre empezó a llorar por culpa del alboroto,
Ainoa meció a su hija entre los brazos.
-Tranquila
Gwendolyn, mamá esta contigo- canturreaba Ainoa a su hija.
-¿Gwendolyn?
Eso quiere decir que es una niña ¿no?-pregunto Esteban- La verdad que con todo este alboroto se me había olvidado
preguntar que era.
-No importa
–respondió Ainoa.
-Pues la
verdad es que si, es una niña –respondió esta vez la partera- Y si quieres mi
opinión Gwendolyn es un nombre perfecto para una reina.
Esteban se
quedo totalmente sorprendido de que pudiera saber el secreto de su
familia.”¿Cómo era posible que supiera que Ainoa es la heredera de un reino?”,
“Y es mas ¿por qué no se había sorprendido al ver los poderes de Ainoa?”. Todo
le resultaba muy sospechoso a Esteban.
-¿Por qué
has dicho eso? –pregunto Esteban preparándose para atacar si era necesario.
-Pues es
obvio, porque lo he dicho –respondió la partera- Lo he dicho porque Gwendolyn
es la próxima heredera de Kingdom of Jewelry.
Esteban
estaba muy asombrado de que aquella simple tenet supiera algo de Kingdom of
Jewelry.
Porque si sabía
tanto como decía eso quería decir que era una de las espías del rey Gerard,
Ainoa y su hija estaban en peligro.
Ainoa al
ver el semblante oscuro de su marido le explico todo lo ocurrido durante el
parto.
-¡QUÉ ES
UNA HADA MEDICO! –exclamo Esteban estupefacto.
-Si, pero
haz el favor de no grita te va a oír el bosque entero, cariño –pidió a su
marido Ainoa.
-Mi señora
tiene razón soy una hada medico y mi nombre es Ireth del valle de la luna
–respondió la partera.
-¿Por qué
me suena tanto tu linaje? –pregunto Esteban.
Ainoa e
Ireth cruzaron una mirada y sonrieron sin poder disimularlo. Cuando Esteban iba
a preguntar que había sido aquella sonrisa Ireth empezó a hablar.
-Te suena
mi linaje porque yo trabajo en el castillo como la medico oficial de la familia
real, y si no recuerdo mal te pille saliendo del castillo a altas horas de la
noche por la puerta de servicio, y mas de una vez nos cruzamos por los pasillos
– respondió Ireth.
-Ya lo
recuerdo, tú siempre me veías por el castillo y nunca le dijiste nada al rey.
–empezó a recordar Esteban- ¿Por qué nunca le dijiste nada?
-Porque se
veía a kilómetros que estabas realmente enamorado de mi señora y además lo
único que hacías era ayudarla con sus deberes de princesa. –dijo Ireth.
-Bueno,
gracias por no decirle nada. –dijo Esteban.
Ireth hizo una reverencia y silenciosamente salio de la casa
dejando a los recientes padres hablar de tiempos en los que en su mundo reinaba
la paz y la luz.
Mientras la
pareja contemplaba a su recién nacida hija, hablaban sobre todo lo que acababa
de pasar.
-Es
increíble que aquella mujer sea un hada –decía Esteban todavía un poco
aturdido- Y dime ¿qué es lo que te ha dicho sobre Kingdom of Jewelry?
-No gran
cosa. –reconoció Ainoa- Aunque me ha confirmado todo lo que temíamos, la
oscuridad esta ganando terreno, mi padre sigue buscándonos para matarnos, hay
mas delincuencia y hay un grupo de personas que nos apoyan, entre ellas esta
Ireth, que se hacen llamar La
Resistencia.
-¿Qué no es
gran cosa? –pregunto Esteban al ver con que frialdad e igualdad lo decía.
-Ya se lo
que estas pensando, pero si dejo que me afecte me derrumbare emocionalmente.
–respondió
Cuando iba
a consolarla se oyó el ruido de unos caballos relinchar en medio del bosque,
era imposible que los hubieran encontrado en aquel lugar siempre habían tenido
mucho cuidado cuando usaban la magia para que el rey Gerard nunca descubriera
el lugar geográfico de donde se encontraban.
Esteban se
acerco a una ventana para intentar ver algo en medio de la noche pero fue
inútil, entonces miro a su mujer pidiéndola que usara sus poderes, pero Ainoa
no necesitaba usarlos para saber que los habían encontrado.
-Esteban es
él ¿qué vamos a hacer? –pregunto Ainoa con un tono de pánico en su voz.
-Lo
primero, tú y Gwendolyn os vais a ir a un lugar seguro ahora mismo, y yo me
quedare para defender la casa y no sospechen nada –respondió él
-¡Estas
loco! Jamás te abandonare, te amo demasiado como para permitir que te pase algo
–dijo Ainoa, con lagrimas en los ojos.
Cuando
Esteban iba a replicar ya era demasiado tarde para hacerlo, pues Gerard y sus
guardias ya habían llegado a la puerta.
-Corre
arriba, escóndete con Gwendolyn y no salgas por nada del mundo. –susurro
Esteban.
-Pero…
-Ni se te
ocurra replicarme y haz lo que te he dicho, Ainoa –dijo en un tono que no
admitía replica.
Ainoa subió
corriendo las escaleras con Gwendolyn en los brazos, y solamente cuando oyó
como Ainoa se encerraba en una de las habitaciones de arriba se puso en guardia
para atacar a los guardias y si era necesario para acabar de una vez por todas
con Gerard.
De repente
la puerta exploto en mil pedazos y en la oscuridad de la noche se recortaba la
figura del rey Gerard, cuando Esteban quiso reaccionar fue demasiado tarde porque
unos de los hechizos mortales del rey le dio de lleno en el pecho y Esteban se
desplomo inmóvil en el suelo. Había muerto.
Al final de
la escalera había aparecido la figura de Ainoa temblando de los pies a la
cabeza.
-¿Esteban?
NOOO… -grito Ainoa.
Fue lo último que pudo decir antes de correr la misma suerte
de su amado Esteban.
Mientras
tanto Ireth volvía a su casa por uno de los senderos del bosque cuando se
percato de que se había olvidado de apuntar todo lo referente al parto en sus
hojas. Con solamente visualizar en su mente la cabaña se materializo allí en
unos segundos.
La escena
que vio ante sus ojos la sobrecogió por completo, la cabaña estaba echa pedazos
ya no había puerta y nada mas cruzar el umbral encontró en el suelo el cuerpo
de Esteban y en las escaleras yacía el cuerpo de Ainoa. No tenían ni un rasguño
lo que quería decir que el rey Gerard los había encontrado.
Ireth no
pudo evitar que se le escaparan unas lágrimas por sus dos valerosos amigos. Aunque
el débil llanto de Ireth fue interrumpido por otro mas potente procedente de la
planta de arriba.
-¡Gwendolyn!
–exclamo sorprendida Ireth, quien ya se había olvidado de ella.
Subió
corriendo las escaleras hasta llegar a lo que parecía una habitación para
invitados, donde en un armario se encontraba la pequeña Gwendolyn llorando
desconsoladamente en su cuna.
Ireth la
cogió en brazos para consolarla mientras decía:
-Tranquila
Gwen, ya ha pasado todo –decía mientras a ella también se le escapaban algunas
lagrimas- Te llevare a casa Gwendolyn.
Y con Gwendolyn en brazos se materializo hacia su hogar,
hacia Kingdom of Jewelry.
La luna
brillaba con más intensidad que ninguna otra noche en Kingdom of Jewelry,
cuando en el castillo llamaron a la puerta de empleados, y quien abrió fue el
consejero del rey Odin.
-Ireth del
valle de la luna ¿qué te trae por aquí a estas horas, amiga mía? –pregunto
Odin.
Cuando miro
mas de cerca se dio cuenta de que su querida amiga estaba llorando, y entre sus
brazos dormitaba un bebé.
Odin
asustado por la expresión de su amiga la invito a pasar a la cocina donde le
sirvió un té de hierbas tranquilizantes y cuando estuvo mas tranquila empezó a
preguntarle por lo ocurrido.
-Ireth ¿qué
te a pasado? Y mas importante ¿de quien es el bebé? –pregunto Odin.
-Ha pasado
Odin, el rey ha encontrado a Ainoa y a Esteban y los ha matado y este bebé es
la hija de Ainoa Gwendolyn –respondió Ireth con un esfuerzo sobrehumano para no
volver a llorar.
Odin no
supo que responder estaba totalmente atónito, no podía creer que Ainoa y
Esteban hubieran muerto, y mientras miraba a la pequeña Gwendolyn no pudo
evitar que a él también se le escaparan algunas lagrimas.
-¿Qué
hacemos ahora? –pregunto Ireth.
Odin se
sobrepuso e intento pensar con claridad.
-Te voy a
decir lo que haremos, en primer lugar avisaremos a los demás miembros de La Resistencia, después
enviaremos a Gwendolyn a la tierra con una familia de acogida…
-Espera un
segundo –interrumpió Ireth a Odin- ¿La vamos a enviar a una familia tenet?
-Si, así
Gerard nunca sospechara nada –dijo retomando la conversación Odin- Y por ultimo
y mas importante el rey Gerard tiene que seguir creyendo que Gwendolyn no
existe.
Y con estas
últimas palabras Ireth y Odin se despidieron e Ireth se materializo con
Gwendolyn hacia la única manera de protegerla del rey Gerard. Su abuelo.